En la plenitud de una sabana
Un árbol
En llamas.
San Petersburgo
Doblo en la esquina y llego a Carabaya. Lo que pasa, compadre, es que ya pasaron sus años. Sí, compadre, pero donde hubo fuego cenizas quedan. Compadre, no me hable con frases tan clichés. Hablar de los clichés, compadre, es muy cliché. Hace cuánto tiempo que no la ve, compadre. Hace seis años que no la veo a ella, pero, compadre, en general no la veo hace dos meses. ¿Dos meses sin un polvo, compadre? Sí, compadre, pero la última vez fue una chibolita. Ten cuidado con eso, compadre, dicen que es cana. Compadre, yo soy la cana, yo mando aquí. No lo dudo, compadre, ¿qué tal estuvo? Ya no seas tan chismoso, ¿y tú, compadre, hace cuánto? La semana pasada, compadre, con la Rosita. Veste, ¿la Rosita sigue siendo tu trampa, compadre? Como toda la vida, compadre, ¿compramos dos más? Claro, compadre, pero que estén bien heladas. La plaza San Martín está llena de fletes, ¿no compadre? Dicen que son milicos, que los mandan acá para recursearse, compadre. ¿Y tú cómo sabes tanto, compadre? ¿Conoces la llama de San Martín? A mí no me enseñaron que Dios existe, compadre. A San Martín tampoco, compadre. Compadre, se le está enfriando el té. Ya, compadre, tampoco no te me pongas liso. Pura manuela entonces, compadre. Como desde chicos, compadre. El Jirón de la Unión se parece a la Nevski, ¿no compadre? Yo nunca he estado en Rusia, compadre, sólo en Ecuador para matar un par de monos. Al final los monos nos van a matar a nosotros, compadre. ¿Como en la película? Como en la película, compadre. Nunca fue buena, pintaron a los monos como Michael Jackson, ¿la viste compadre? Ni las monas estaban para darles, compadre. También, compadre, que con dos meses le quieres dar a todo que se mueva en dos patas. Quieres que me ría, compadre, a ti ya se te hizo emoliente la chela. Compadre, dos más antes de la plaza de armas. Dos más, compadre. ¿Y esas, compadre? Son las mismas putas que vimos en la Colmena, compadre. Dos más y les sacamos el nombre, compadre. Se llaman Anaís y Yénica, compadre. ¿Y cómo sabes, compadre? Porque yo siempre voy dos más que tú, compadre. Ya pues, compadre, entonces por qué se queja de los dos meses. Y la Rosita, compadre, ¿nunca ha salido a la calle? No me pinte a la Rosita así, compadre. ¿Has visto Terciopelo Azul, compadre? No compadre, pero está en cartelera en el Tauro, ¿no? Es un cine bien grande, compadre, va a durar años. Como tú y yo, compadre.
Doblo en la esquina y llego a Carabaya. Lo que pasa, compadre, es que ya pasaron sus años. Sí, compadre, pero donde hubo fuego cenizas quedan. Compadre, no me hable con frases tan clichés. Hablar de los clichés, compadre, es muy cliché. Hace cuánto tiempo que no la ve, compadre. Hace seis años que no la veo a ella, pero, compadre, en general no la veo hace dos meses. ¿Dos meses sin un polvo, compadre? Sí, compadre, pero la última vez fue una chibolita. Ten cuidado con eso, compadre, dicen que es cana. Compadre, yo soy la cana, yo mando aquí. No lo dudo, compadre, ¿qué tal estuvo? Ya no seas tan chismoso, ¿y tú, compadre, hace cuánto? La semana pasada, compadre, con la Rosita. Veste, ¿la Rosita sigue siendo tu trampa, compadre? Como toda la vida, compadre, ¿compramos dos más? Claro, compadre, pero que estén bien heladas. La plaza San Martín está llena de fletes, ¿no compadre? Dicen que son milicos, que los mandan acá para recursearse, compadre. ¿Y tú cómo sabes tanto, compadre? ¿Conoces la llama de San Martín? A mí no me enseñaron que Dios existe, compadre. A San Martín tampoco, compadre. Compadre, se le está enfriando el té. Ya, compadre, tampoco no te me pongas liso. Pura manuela entonces, compadre. Como desde chicos, compadre. El Jirón de la Unión se parece a la Nevski, ¿no compadre? Yo nunca he estado en Rusia, compadre, sólo en Ecuador para matar un par de monos. Al final los monos nos van a matar a nosotros, compadre. ¿Como en la película? Como en la película, compadre. Nunca fue buena, pintaron a los monos como Michael Jackson, ¿la viste compadre? Ni las monas estaban para darles, compadre. También, compadre, que con dos meses le quieres dar a todo que se mueva en dos patas. Quieres que me ría, compadre, a ti ya se te hizo emoliente la chela. Compadre, dos más antes de la plaza de armas. Dos más, compadre. ¿Y esas, compadre? Son las mismas putas que vimos en la Colmena, compadre. Dos más y les sacamos el nombre, compadre. Se llaman Anaís y Yénica, compadre. ¿Y cómo sabes, compadre? Porque yo siempre voy dos más que tú, compadre. Ya pues, compadre, entonces por qué se queja de los dos meses. Y la Rosita, compadre, ¿nunca ha salido a la calle? No me pinte a la Rosita así, compadre. ¿Has visto Terciopelo Azul, compadre? No compadre, pero está en cartelera en el Tauro, ¿no? Es un cine bien grande, compadre, va a durar años. Como tú y yo, compadre.
Perspectiva de Berlín
Cruzamos la calle. ¿Cómo te llamas? No lo sé. Ven, acompáñame a tomar un trago. No puedo, me esperan en la terminal. No tiene encanto tu respuesta. ¿Por qué lo dices? Porque vienes caminando cinco cuadras conmigo sin mirar atrás. Yo nunca miro atrás, dicen que es de mala suerte. ¿Crees en Dios? ¿Qué tiene que ver Dios en todo esto? Dios no quiere que te tomes unos tragos conmigo. Dios sí quiere, pero yo no puedo, ¿tú cómo te llamas? Dios. Ya basta de molestarme y dime. A mí no me gusta molestar a nadie, ¿haces deporte? De vez en cuando salgo a correr en las mañanas. Yo ya no hago deporte y no quiero volver a hacerlo. Ya me perdí, ¿en dónde estamos? Nos quedan dos cuadras más y llegamos a Berlín. Parece lejos. ¿Acaso importa? Parece que estás cansado. No, todo lo contrario, pero es cierto que parece lejos, aunque ya perdió relevancia. ¿Tienes hijos? Sí, dos. ¿Y tu mujer también habla con extraños? Tú también eres mujer. No todas hablamos con extraños. Tú sí. Te llamaré Diego y si no te gusta, no me importa. Hagamos el amor. Yo no hago el amor con extraños. Yo no soy un extraño, soy Diego. No entiendo, ¿cómo llegamos acá? ¿Qué prefieres, pisco o ron? Ron, pero sin limón. Dos rones sin limón. ¿Cómo se llama este lugar? Paranoia. Otra vez estás hablando sin sentido. Qué sentido tiene si no es el que le damos. Me encanta morder tus labios. A mí me encanta que nunca guardes silencio. Cómo estás seguro si nunca has estado siempre conmigo. Sí lo he estado, sólo que no te has dado cuenta. No estoy loca. Yo tampoco. Aprétame más. No te vayas. Te llamaré, lo prometo. Es fácil prometer. Entonces llévame. Ya vamos a llegar. No, no es cierto y no importa. Ya lo sé, crucemos la calle.
Cruzamos la calle. ¿Cómo te llamas? No lo sé. Ven, acompáñame a tomar un trago. No puedo, me esperan en la terminal. No tiene encanto tu respuesta. ¿Por qué lo dices? Porque vienes caminando cinco cuadras conmigo sin mirar atrás. Yo nunca miro atrás, dicen que es de mala suerte. ¿Crees en Dios? ¿Qué tiene que ver Dios en todo esto? Dios no quiere que te tomes unos tragos conmigo. Dios sí quiere, pero yo no puedo, ¿tú cómo te llamas? Dios. Ya basta de molestarme y dime. A mí no me gusta molestar a nadie, ¿haces deporte? De vez en cuando salgo a correr en las mañanas. Yo ya no hago deporte y no quiero volver a hacerlo. Ya me perdí, ¿en dónde estamos? Nos quedan dos cuadras más y llegamos a Berlín. Parece lejos. ¿Acaso importa? Parece que estás cansado. No, todo lo contrario, pero es cierto que parece lejos, aunque ya perdió relevancia. ¿Tienes hijos? Sí, dos. ¿Y tu mujer también habla con extraños? Tú también eres mujer. No todas hablamos con extraños. Tú sí. Te llamaré Diego y si no te gusta, no me importa. Hagamos el amor. Yo no hago el amor con extraños. Yo no soy un extraño, soy Diego. No entiendo, ¿cómo llegamos acá? ¿Qué prefieres, pisco o ron? Ron, pero sin limón. Dos rones sin limón. ¿Cómo se llama este lugar? Paranoia. Otra vez estás hablando sin sentido. Qué sentido tiene si no es el que le damos. Me encanta morder tus labios. A mí me encanta que nunca guardes silencio. Cómo estás seguro si nunca has estado siempre conmigo. Sí lo he estado, sólo que no te has dado cuenta. No estoy loca. Yo tampoco. Aprétame más. No te vayas. Te llamaré, lo prometo. Es fácil prometer. Entonces llévame. Ya vamos a llegar. No, no es cierto y no importa. Ya lo sé, crucemos la calle.
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